sábado, 24 de octubre de 2009

REALEZA



REALEZA


"El ajedrez es un juego sin par, regio e imperial."


Napoleón Bonaparte


***


Las ranas vivían felices en la república libre de su pantano, cuando, quién sabe por qué, sintieeron la necesidad de tener un rey que las gobernase con autoridad. Al principio lo pidieron con sumisión, pero luego lo hicieron a grandes voces, hasta que vieron cómo del cielo cayó algo grande. Era un leño.


Al ruido del choque con el agua, las ranas se acurrucaron en el fondo cenagoso para ver lo que iba a hacer aquel ser gigantesco.


Pero el gigante se limitó a flotar haciendo "el muerto", como se suele decir; o sea, a flotar y basta. Empezaron a acercarse a él, a tocarlo e incluso a saltar por encima y a empujarlo aquí y allá. Hasta que una de ellas empezó a croar:


- ¿Pero qué rey es éste, que no reina, que no da órdenes, que no se hace respetar?


-¡Bien!¡Bravo!- croaron las otras ranas- ¡Queremos un rey que sea un rey de verdad!


-¡Aquí estoy!- dijo una voz.


Era la grulla, la zancuda que siente debilidad por las ranas crudas y que las pesca en grandes cantidades con su largo pico.


Y las ranas tuvieron el gobierno que se merecían, fundado en el terror de aquel pico.


El rey de madera. La Fontaine
Ajedrez de la Vida: juego de reyes.

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